miércoles, 23 de mayo de 2012


-Pax vobiscum- saludó al llegar el Arcángel, Jefe de Mil.
-Et cum espíritu tuo- le respondió el Angel de primera, Jefe de Cien.

-¿Que sitio es este al que me has llamado?- preguntó el Arcángel.
-Un sitio de mi agrado, lejos de metrópolis hacinadas, pero a la vista de nuestros sujetos-
-Nuestros sujetos humanos imagino-
-Correcto, allí se ve un asentamiento, las luces en la costa-
-Patético- dijo el Arcángel
Llevaba una túnica blanca sencilla, con la falda corta.
-¿Las luces?- contestó el otro.
Ambos estaban de pie viendo el atardecer.
-¿Patéticas no?-
-En muchas formas si, depende-
Con la caída del sol se estaban encendiendo las luces en la costa, el espectáculo del ocaso era magnífico. "Dominus", pensó el Arcángel.

-¿El asunto se ha vuelto crítico verdad?-
-Lo que me queda es provocar un Apocalipsis- dijo el Angel de primera, Jefe de Cien -terminar este experimento cósmico, aunque me duela, donde se duelen los Ángeles-
- Así suele suceder con estos seres biológicos,- dijo el Arcángel, encogiendo los hombros, -sobre todo los basados en carbono, no se que pasa con el carbono, los basados en cristales son más sensatos, no es solo aquí, en todas partes. ¿Les haz cogido cariño verdad?-
-Mi Señor, ¿como puedo contestar eso sin incriminarme?-
-¡Eres un ángel!- dijo el Arcángel con sorna.
-¡Son más de cuatro millones de años que llevo aquí! ¡Se imaginará el señor Arcángel como me siento!-
El Arcángel se sentó en una piedra con gran cuidado, pues el promontorio de roca en el que se encontraban en la mitad de la bahía, era de rocas filosas y puntiagudas. El Arcángel se recostó hacia atrás, notando que su espalda se apoyaba en superficie lisa, no en la misma roca. -¿Que es esto?-
-Es el pedestal de la Virgen.-
-¿De la...?... ¡Ah!-
-Si, le tienen mucha veneración por aquí, lo cierto es que produce mucha actividad espiritual en ellos, mucha energía utilizable, si solamente supieran como; pero no han llegado a descubrirlo todavía.-
-Algo me dice, Ángel de Primera, Jefe de Cien, que te traes algo entre manos.-  dijo el Arcángel, sonriendo angélica mente, -y me parece que imagino lo que puede ser.-
-No me malinterpretes, Señor, la situación es límite, se hace necesario un Apocalipsis en forma, lo que me preocupa es el modo del Apocalipsis necesario.- dijo el Ángel - Creo que lo mejor sería a través de una intervención.-
- ¿Intervenir?-
- Se ha hecho antes.-
- Si lo se, y también se que eso puede ser la raíz del problema. No vale la pena intervenir, el espacio-tiempo de este universo es, para  efectos prácticos, casi infinito, nada es único, nada es indispensable. ¿Como sabes que tienes la razón en la dirección de la intervención?-
-¿No es para eso que somos Ángeles?-
El Arcángel, Jefe de Cien, guardó silencio un momento, las olas reventaban contra la roca, el mar levantaba y el viento arreciaba.
-¿En que consiste la intervención?- preguntó por fin.
- En dar un pequeño "empujón" en la dirección correcta a las investigaciones, asegurar que ocurran todas las casualidades y coincidencias necesarias, sin olvidar la suerte pura y simple, animar y crear fe, orientar toda la actividad espiritual; esto hasta que se produzca el gran descubrimiento.-
- ¿Que descubrirán?-
- El espíritu como estado de la materia-energía, o al revés,- el Ángel esbozó una sonrisa maléfica - descubrirán que lo que ellos llaman "Dios" es solo un fenómeno de física cuántica.-