viernes, 9 de octubre de 2009

Apocalipsis






Este compromiso de escribir una vez por semana, compromiso auto-impuesto por demás, es más difícil de lo que parecía a primera vista. He cometido errores en las entradas anteriores, ojalá hayan pasado desapercibidos, se han colado por falta de seriedad y concentración, o sea: chapucería.
En castigo, auto-castigo por demás, he decidido no flagelarme y en cambio publicar aquí un extracto de algo no terminado y en desarrollo simultaneo. El castigo se basa en que no pensaba hacer público nada de esto todavía.
Me cito:




“Después de los primeros estallidos del apocalipsis la población mundial no superaba los mil quinientos millones. Así se creó campo para comenzar de nuevo. El planeta ya no estaba tan agobiado por la plaga humana. Se entendió entonces que el apocalipsis había sido enteramente necesario, como la fiebre alta es necesaria para curar una infección. Con el nuevo conocimiento sobre la creación y la verdadera naturaleza del universo temporal, se hizo necesario interpretar la realidad científica con un nuevo edificio metafísico y moral, o algo que hiciera las veces de moral. Algo que le diera sentido a la vida..., las implicaciones eran cósmicas”.




Luego, más adelante, otro extracto:




“Yo soy Enoc el Patriarca, yo he sido llevado por los ángeles quienes me han mostrado el lado de afuera, el exterior del universo. Yo he sido proclamado Profeta. Soy el profeta de la Voluntad. Yo hablo y mis palabras son de acuerdo a la Voluntad, armonizan. Yo estoy en paz con los sucesos. Yo he visto el interior del gran negro, del sin tiempo ni espacio. Yo he visto a sus habitantes, les he mirado a la cara..., a las caras. He visto los que tienen un propósito y lo buscan. También he visto a los que no tienen un propósito, ni quieren que se busque. Todos son el mismo y no lo son. Todos están en nosotros, todos están en todas partes y son todo. Pero yo soy Profeta de la Voluntad y mis palabras armonizan.




Los ángeles me han mostrado el infinito de muchísimos universos, tantos, que no se podía contar cuantos eran. Me han mostrado que todos caben en mi parte más pequeña. He visto que como es arriba es abajo, que lo infinito es igual a lo infinitesimal. Me han mostrado como es posible esto y lo he visto.




He visto al tiempo comenzar. He visto a la eternidad constituirse en tiempo y dar inicio a la creación. Me han mostrado lo que yo soy. Porqué es que yo soy. He preguntado a los ángeles: ¿Porqué? Y me respondieron todos juntos:






- Cuando lo sepas lo deberás saber-.




He visto nacer la vida, yo mismo estoy vivo y soy consciente de que soy.
Existe un afuera y un adentro, lo de afuera es abstracto, lo de adentro es concreto, pero lo concreto está hecho de abstracto. Me dijeron los ángeles:






- Mira que lo abstracto se ha hecho concreto y mira que la vida es concreta; mira que lo eterno se ha hecho tiempo y mira que la vida es tiempo-.






Los ángeles me llevaron por las dimensiones de lo eterno y yo las recorrí. Después me retornaron al tiempo y al espacio pero me fue imposible discernir lo que había visto afuera. No es Voluntad que lo discierna y lo pueda poner en palabras. He visto a la eternidad recorrer al tiempo, sin tiempo, todas las cosas que serán pero ninguna ocurrirá antes de que ocurra. Sé como funciona la Voluntad y creo que me han mostrado su propósito. Yo soy el Profeta, soy el primer nieto. Padre, Hijo, Espíritu, Voluntad, Nieto.




Así pensaba Enoc mientras las ideas se formaban en su cabeza y él se daba cuenta y dejaba que sucediera. Sentía que estaba bien..., lo que le causaban esas cosas estaba bien, por eso no se oponía y colaboraba, estaba seguro que armonizaba. Todo es tan sencillo y tan complicado, la Voluntad fluye sin forzar, sabe lo que quiere y todo va en esa dirección. Fue Voluntad que el tiempo existiera y que el espíritu se constituyera en él. Oponerse es sufrir.



-Mira porqué la vida es sufrir- Dijeron los ángeles.- Mira que se oponen y sufren-.



Entonces los ángeles me mostraron uno por uno a los habitantes de la eternidad, que no son seres, ni es correcto llamarlos habitantes. Son extraordinarios y distintos, no es posible describirlos con palabras, y en la mente duele tratar de discernirlos. Pero todos son el mismo y el mismo es todos. Todos los que están son todos los que, en extremo, podrían imaginablemente ser. Pero todos son conceptos, ideas. Todos son el Espíritu, y el Espíritu, verdaderamente uno y único, es todos. La Voluntad también es así.




La Voluntad y el Espíritu y todos ellos son verdaderamente el único y uno solo y, la Voluntad y el Espíritu y todos ellos son verdaderamente distintos y varios. Es lo que se llama un misterio. Podemos llamarlos a todos diciéndoles: Espíritu”.








Ojalá no haya sido muy tarde para mantener su atención y no muy pronto para publicar estos extractos.












Vale.