Días después de la telportación de la consciencia vital del Arcángel al Profeta, éste concedió una importante audiencia a Poseidón, que utilizaría entonces por última vez este título divino.
Poseidón era de atísima gerarquía en el abismo.
El Profeta se negó a cambiar de domicilio, y la audiencia se concedió en la terraza. Dos sillas fueron dispuestas en forma paralela, a respetuosa distancia entre ellas, ambas viendo al mar. Poseidón, antes de comenzar la audiencia, juró vasallaje al Profeta.
Luego permanecieron en silencio largo rato.
-De ahora en adelante utilizarás el nombre de Mitzrael en tu nueva calidad de Angel Humano-
-Si mi señor, Mitzrael soy.-dijo Poseidón.
Ambos permanecieron en silencio, tampoco hablando sin mover los labios.
Desde recibir los treinta y tres mil años de consciencia del Arcángel, era evidente la falacia de la historia humana. Era evidente el por qué se llega a esta situación ridícula.
-Que cuento tan largo y que cruel y despiadado. ¡Que mentiras!-
-Si mi señor, es la verdad-
-Lamentable que sea de valor puramente anecdótico, nada nuevo aporta a lo que nos interesa.-
En eso entró a la terraza la señora de la casa y del resto del mundo: la esposa del Profeta. Se veía más alta, más joven, con su belleza natural restituida; Artemisa le proporcionaba sus mejores paquetes de nuevos genes básicos, y nano-robots de última. Su mirada era clara, serena y limpia.
-Su Serenísima Excelencia-la saludó Posesión, ahora Mitzrael, con una profunda reverencia.
-Déjate de ridículeces Mitzrael, ¡Serenísima yo!-
-Ese es tu título y así te deberán tratar.-sentenció el Profeta.-y basta, no perder tiempo en tonterías.-
El Profeta se puso de pie, contemplaba el mar iluminado por la luna llena, y la cantidad de pequeñas luces, cada una un peñero pescando ajeno a que el Apocalipsis ya había empezado. Capturó la escena en su mente, “para la historia”, pensó.
Dio la vuelta, y como si le pesara la vida y todo lo que implica, preguntó:
-Mitzrael, ¿cuantos llevamos?-
El antiguo Poseidón no contestó directamente.
-Israel lanzó un masivo ataque nuclear a Irán, USA a Corea del norte, Corea del norte ripostó contra Seul y Tokio, Rusia se puso histérica y atacó a todo el mundo, todo el mundo respondió. Terremotos tremendos en Chile, California, Alaska, Japon, China y sus correspondientes tsunamis, gran terremoto en Canarias y super tsunami, super volcán en Islandia. Roma ya no existe por terremoto. ¿que más te cuento?-
-¿Cuantos?-
-Por lo menos dos mil quinientos millones.-
-Bien.-
Su Serenísima Excelencia exclamó: -Señorías, aquí llegan Zeus y Apolo el resplandeciente.-
Zeus venía afeitado y limpio, vestido con la túnica que El Profeta había aprobado para todos; pero Apolo venía desnudo como un guerrero griego, cubierto totalmente de polvo de oro.
Su Serenísima Excelencia exclamó: -¡Que mangazo!-
-Apolo, ¡te vas a resplandecer a otra parte! Ante mi te presentas limpio, afeitado y vestido, o conocerás la furia que heredé del Arcángel.-
-Perdón mi señor Profeta, mil perdones señora Serenísima.-besando su mano.
-A ver si terminas de irte.-
Apolo desapareció.
Zeus soltó una carcajada. -¡Reunión de familia!-
-A ti, Zeus, te agradezco que hayas venido sin los efectos especiales de truenos y relámpagos que llevabas siempre, y que te hayas quitado los rayos de la cabeza.-
Zeus permaneció inmutable.
-Tu nombre es muy agresivo e intimidante; no lo usarás más. Cambiaremos completamente tu imagen. ¡De ahora en adelante te llamarás Tertuliano! Ángel Humano a mi servicio.-
Mitzrael, ex Poseidón, sonrió abiertamente.
-Te he jurado vasallaje e hice voto de obediencia, mi nombre es Tertuliano. !Pero no aceptaré burlas de mis pares!-
-Aquí no hay pares, solo Ángeles, ¡mis Ángeles! -bramó El Profeta-¡Silencio!-
Su Serenísima Excelencia, entonces, solicitó permiso para retirarse a sus habitaciones privadas, y se retiró.
-¿Por qué todos los del abismo son dioses paganos del Olimpo griego?- preguntó El Profeta.
-No, hay de todo, del Asia, África, América,... todo, todo. Pero nosotros dirigimos y coordinamos.- respondió Tertuliano (Zeus).
-¿Y quien los nombró directores y coordinadores?-
-El dios que no existe y el Hombre.-
-Bien.-
El silencio que siguió en la pequeña asamblea estaba preñado de incógnitas.
-Supongo que los directores, entonces designados , eran Zeus, Poseidón y Hades.-
-Si.- respondió Mitzrael. -Señor, una pregunta, ¿Esto lo dirige el Hombre?-
-No, no,... no, ...absolutamente. No tengo idea de que exista una relación con el Hombre. Yo soy El Profeta de una fe que no existe porque no la hemos encontrado.-
En la privacidad de sus habitaciones, la Esposa del Profeta, le preguntó:
-¿Hoy nos mudan?-
-Si, no nos daremos ni cuenta.-
-¿A donde nos vamos?-
-A la Antártida.-
-¿Donde?-
-La Antártida central.-dijo El Profeta con una sonrisa de satisfacción interna.
-Quiero pedirte perdón por lo de Apolo, se me salió, estaba bello todo doradito, ¡pero yo puedo ser su madre!-
-No te metas con su madre, por favor, Serenísima.-dijo El Profeta.- No hay nada que perdonar. Hablando de otra cosa, creo que deberemos estar llegando a los cuatro mil millones de muertos.-
-¡Que tragedia. Pobrecitos-
-La muerte no es una tragedia, es una necesidad.-
-Una pregunta, ¿el Arcángel se escondía en el baño?-
-Si.-
El Profeta esperó que ella durmiera, y salió a la terraza a supervisar el traslado. En la terraza se encontró con Apolo, perfectamente afeitado, bañado y vestido con la túnica de Ángel.
-Estamos ya en la última fase de su traslado, mi Señor Profeta.-dijo Apolo.
Sobre el edificio flotaba una gran nave de las del abismo.
-Hijo mio.-dijo El Profeta, para limar asperezas.-Tengo una misión muy importante para ti. Vuela a recoger a todos los que trabajen en el sitio de CERN, y en todos los aceleradores de partículas que todavía se puedan salvar, lléva los a refugio seguro así sea a la fuerza.-
-Tus deseos son órdenes.-Apolo inclinó la cabeza y desapareció.
El Profeta miró al mar. “Adiós mar, me dicen que cubrirás esta isla. Nos volveremos a ver algún día cuando sea voluntad que yo vuelva, volveré. No me olvides, hemos sido compañeros, has sido mi amigo indispensable, cuídate”. Una lágrima corrió por la mejilla del Profeta.
Se volvió para regresar a dormir, solo para encontrarse de frente con Su Serenísima Excelencia que también se había despertado. Ella se acercó y lo abrazó. El llanto del Profeta era incontrolable.
Después, acostado y presa del insomnio, pensó:
“Construiré un colicionador de partículas cuya longitud dé la vuelta al planeta, allí nos veremos las caras “dios que no existe”, allí nos veremos.”