Mañana salimos para Caracas en un desplante de valentía y gallardía. Como cualquier caballero medioeval salimos a enfrentar al dragón de la burocracia impositiva. El regreso a esta La Isla lo determinará la voluntad de Dios. Pero eso no es raro pues todo está en sus manos.
Por cierto, en estos instantes acaba de temblar aquí, afortunadamente solo 4.0 y sin consecuencias. A medida que nos acercamos al 2012 suceden estas cosas.
He decidido publicar esta corta entrada solo para que todo esto conste en acta.